Narrar en voz alta un relato a un niño supone una actividad de gran valor intelectual, cognitivo y emocional, que todo padre o educador debería poner en práctica cuanto antes. Además de todo esto, es una magnífica forma de crear complicidad y de estrechar vínculos afectivos entre unos y otros.
Sin duda, para muchos de nosotros el ritual de nuestros padres o abuelos de leernos un cuento es uno de los recuerdos más entrañables de nuestra infancia
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